Lluvias sacan a flote la realidad del Lerma en Salamanca
- Francisco Sosa

- 28 jun
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La falta de limpieza en la periferia, la escasa recolección de residuos y la nula vigilancia ambiental han convertido al río en un corredor de contaminación.

El inicio de la temporada de lluvias trajo algo más que agua al río Lerma: trajo a la superficie toneladas de residuos que por meses estuvieron ocultos o atrapados en sus laderas, lo que sería un alivio ecológico, se convirtió la verdadera crisis ambiental que enfrenta este cauce de agua considerado como uno de los más importantes del país.
Desde hace días, vecinos de varias colonias como El Pitayo, La Cruz, Las Fuentes y San Juan de la Presa han notado un cambio: el nivel del río sube, pero también lo hace el olor. A su paso, el agua arrastra bolsas de plástico, restos de animales, muebles y, lo más preocupante, residuos industriales que nadie supervisa.
Colectivos ambientales han advertido desde hace años que, además de la basura doméstica, el Lerma recibe aguas negras y desechos tóxicos que provienen de industrias cercanas, contaminando el agua, generando afectaciones a la fauna local y, con las lluvias, alcanzan también los campos agrícolas y cuerpos de agua secundarios.
La falta de limpieza en la periferia, la escasa recolección de residuos y la nula vigilancia ambiental han convertido al río en un corredor de contaminación.
Vecinos y organizaciones coinciden en que el Río Lerma no puede esperar más, se han cansado de solicitar operativos de limpieza inmediatos, infraestructura para contener residuos y un plan real para rescatarlo.
Mientras tanto, el río sigue su curso, cargando no solo agua, sino también la indiferencia.







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